NUESTRA HISTORIA

Mi padre sirvió en el ejército como suboficial durante 28 años y luchó en la Segunda Guerra Mundial, en las guerras de Corea y Vietnam. Padecía lo que ahora conocemos como trastorno de estrés postraumático (TEPT). A medida que el PTSD comenzó a afectar todas las áreas de su vida, buscó refugio en el fondo de una botella para lidiar con el trauma del combate. Mi padre murió demasiado joven de lo que yo llamo un suicidio lento: bebió y fumó hasta morir. Le encantaba el golf, y si hubiera habido un programa para ayudar a incorporar este deporte terapéutico en su viaje hacia la curación, creo que la historia de su vida habría tenido un resultado radicalmente diferente.

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En 2010, me encontré sentado en un avión junto a un sargento del ejército con licencia de Afganistán. Mientras lo escuchaba hablar sobre dos de sus soldados que perdieron la vida y dos que habían perdido las piernas en un explosivo IED reciente, sentí que tenía que hacer algo por esos dos soldados heridos. Pregunté los nombres de sus familias e hice que algunos de mis amigos visitaran a un soldado, que estaba en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed en Bethesda, y llamé a la madre del otro soldado que estaba en el Centro Médico Brook Army en San Antonio. No estaba seguro de por qué estaba llamando, pero quería hacerle saber que a alguien le importaba. Le conté que me encontré con el sargento primero de su hijo en un vuelo a Fort Bragg y le pregunté qué podía hacer por su hijo. Dijo que su hijo iba a estar bien físicamente, porque el ejército le iba a colocar una prótesis, pero que mentalmente nunca volvería a ser el mismo. Supe en ese momento que mi misión era crear un programa donde los veteranos heridos en combate pudieran sanar física y mentalmente rodeados de otros veteranos que entendieran por lo que estaban pasando. Para noviembre de 2010, se lanzó Fairways for Warriors y realizamos nuestra primera clínica de golf para veteranos heridos en combate en enero de 2011. Creé Fairways for Warriors para que ningún soldado tuviera que sufrir solo como lo hizo mi padre.

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– Tom Underdown – Presidente